miércoles, 18 de mayo de 2011

Con la luz bien apagada.



Sus hijas, de 13 y 17 años, dormían en la habitación de al lado. Por por primera vez después de 20 años de casada, ella, con una caricia de su mano fría, temblorosa e insegura lo buscó.

Fue una noche cualquiera en la intimidad de su cuarto, a él, su marido ... su hombre?! En fin, a él que le robó su brillante (así llamaba su abuela a la vagina).
Él su amor, su esposo, su gordito le dijo: "¿Qué te pasa, sos puta?
Ahí nomás, en ese mismo instante sus sueños de mujer, su castillito interno se derrumbó sintiéndose completamente anulada, destrozada y aniquilada. Por él, por su marido, por su amor, por su gordito.
Como un relámpago incontrolable las palabras oscuras de su madre invadieron sus pensamientos: "Vos, hija, sólo abrite de piernas, nada de caricias y mucho menos gemidos. Vos, nada, quietita y con la luz bien apagada".

Gracias Celina por la historia.

1 comentario:

  1. Yo pasé por cosas similares y la realidad es que estas cosas exceden el rechazo, son humillantes.

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