domingo, 7 de agosto de 2011

¿Casualidades o causalidades?

Casualidades o causalidades? No puedo dejar de preguntarme qué está pasando. 
En algún lugar les conté que trabajo para la misma empresa en la que trabaja Facundo, mi ex, y que allí fue donde lo conocí. 
Hace dos semanas tuve una reunión con dos compañeras, estábamos sentadas al rededor de la PC de una de ellas, yo de espaldas al pasillo de entrada a la oficina. A la semana, una de ellas me dijo por teléfono:
-No sabía qué hacer, no te quise decir nada, pero el otro día cuando estábamos reunidas Facundo entró a la oficina. No lo viste porque estabas de espaldas, pero no puedo creer que no lo hayas escuchado. 
Me quedé helada. Siempre que iba a la empresa tenía temor de cruzármelo, pero pasaron los meses y jamás lo vi.  Él trabaja en el tercer piso y yo, cuando voy, trabajo en el segundo. Pero en algún momento iba a suceder .... 
No lo vi y tampoco lo escuché. Él estaba a menos de cinco metros de distancia y no lo escuché. 
-Es increíble que no lo hayas escuchado. Yo, que estaba al lado tuyo lo escuchaba perfectamente. Es como si te hubieses quedado sorda - me relataba mi compañera al teléfono. 
Dos o tres noches después soné que estaba con dos amigas en un edificio, pero nos desencontrábamos. Subía y baja escaleras buscándolas, corría pasillos miraba rincones, pero ellas no aparecían. Abro una puerta y ahí estaba él. Retrocedía, no lo saludaba. 
 - ¿No lo saludo?, me preguntaba mientras cerraba la puerta que nos volvía  a separar - No, lo tengo que saludar - me respondía y otra vez abría la puerta. 
Allí estaba otra vez él. Hola, le decía. Las viste a las chicas?, le preguntaba. No, no las vi. 
Bueno, me voy - y cerraba la puerta y con la puerta se cerraron también mis recuerdos de ese sueño. 
El miércoles le conté a la psicóloga del sueño, del casi encuentro en la oficina y de mi terrible sordera. 
Más allá, de las interpretaciones que se le puedan dar al caso, la realidad es que la anécdota sirvió para pensar qué hacer en caso de encontrármelo. 
- Lo saludas? - me preguntó mi psi. 
-Si, calculo que sólo le diría hola -
-¿Por qué? - me retrucó
- Porque soy educada - 
- Aha ?!! Por educación ! - 
Entendí perfectamente qué me quería decir con ese "Aha"
No se merece ni mi saludo, se saluda y se es educado con quien es cordial con uno. Él me hirió como nadie me hirió en la vida, en nombre de qué lo voy a saludar? 
Me lastimó, me humilló, me fue desleal, me dejó en la calle,  me estafó ... y yo saludo por educada?  Cuándo voy a ser fiel a lo que siento? Cuándo voy a dejar de hacer sentir al otro cómodo cuando en realidad debería sentirse mal?
Así me fui de mi sesión de análisis. Dándome cuenta que Facundo no se merece ni mi saludo. 
Tomé el subte y me fui a la empresa, tenía otra reunión. 
Dos horas después, sentada en una salita con mis jefas (una de ellas es como una amiga) Facundo pasó y nuestras miradas se mantuvieron por cinco segundos, pero yo bajé la vista antes  y ya no sé qué pasó. Supongo que él siguió caminando. 
Lloré cinco horas seguidas. Es la primera vez que le retiro el saludo a alguien. 
Lloré cinco horas seguidas, pero por primera vez, de alguna manera, le dije que lo odio. 
Mañana es su cumpleaños ! Espero que lo pase solo y triste. 
El otro día charlando con una amiga hablábamos del rencor. No soy rencorosa, algún día se me va a pasar, pero está realmente mal que hoy siga enojada después de tanto dolor?
No, tengo derecho a estarlo. 
Casualidades, causalidades? .... no importa.
Es la vida que siempre nos da la oportunidad de ser fiel a uno mismo.